Angeles Piedra
En esa fecha, el Tribunal de la Cámara 10ª, dará los fundamentos de fallo que absolvió por mayoría a Federico Carranza, y a otros dos menores por unanimidad, (gracias al beneficio de la duda) por el asesinato de Marcos.
Ante espeluznante realidad de violencia adolescente , expuesta a través de la reproducción parcial de la nota de Lucas Viano, y por otra parte, escuchada durante el desarrollo del juicio de Marcos, yo le pregunto a los Señores Jueces: ¿Qué mensaje les están dando a los jóvenes? ¿Qué están haciendo para frenar, esa ola de violencia absurda, destructiva, hasta llegar a la muerte? ¿Qué hacen los Administradores de Justicia para recuperar los jóvenes, que serán los futuros adultos de esta sociedad?
Curiosamente, los jóvenes liberados están ligados a sectores de poder (judicial/empresarial y me arriesgo a decir que hasta político).
Con esta sentencia le decimos a estos jóvenes, vuelvan tranquilos a su casa, que aquí no pasó nada, el hecho de haber estado esa noche del 8 de enero del 2005, haber participado de tremenda golpiza, ya sea viendo, o colaborando con algún golpe “inofensivo”, sin hacer nada por detener a sus amigos que estaban matando a un chico indefenso tirado en el piso; habiéndose negado a declarar, (sólo uno a favor de sus amigos, y claro, por cierto sostener que él era inocente, y que se sentía muy mal por él y por sus padres- EL OTRO, Marcos, NO EXISTE ) fue una mala jugada del destino.
De todas maneras hay que esperar a ver que dicen los jueces.
Personalmente, me parece, que estos chicos deberían recibir un tratamiento para adaptarlos a una vida social más tranquila y respetuosa de los otros, que la ley no debería dejar que ellos vuelvan a sus hogares sin siquiera firmar una especie de “Compromiso de Convivencia Social”; (algo que se hace en las escuelas por afrentas simples). Ellos se van a sus hogares como si aquí no hubiera pasado nada. Como si no hubiera existido un trabajo previo durante la etapa de instrucción, que sí los encontró culpables, y que por ello llegaron a esa instancia del juicio. Debería existir un compromiso que demuestre su cambio ante la sociedad,
de respeto por la vida, a través de trabajo comunitario aunque mas no sea! No puede ser que se vayan a su casa como si no hubiera pasado nada!
Ni siquiera van a figurar con antecedentes judiciales. Cuando en realidad estos chicos, han sido absueltos gracias al beneficio de la duda. O sea, no porque no hicieron nada, sino porque los jueces consideraron que las pruebas no fueron suficientes.
Creo que como ciudadanos debemos exigir a nuestros legisladores una revisión de las leyes, para que no sólo los acusados sean protegidos por la ley, sino también las víctimas y los familiares de las víctimas. Para que nuestros hijos puedan salir, y que tengan más garantías de volver sanos al hogar.
domingo, 3 de diciembre de 2006
Noches sin paz/ La Voz del Interior/dom 3-12-06
Lucas Viano Especial ( extraído del artículo del diario Lavoz del Interior.3/12/06)
En la noche cordobesa un cruce de miradas puede ser fatal. Marcos Spedale tenía 16 años cuando el 8 de enero de 2005 caminaba con unos amigos por la avenida Rafael Núñez y se cruzó con una patota de chicos de su edad. "¿Qué mirás?", fue el grito de guerra y luego una seguidilla de golpes terminó con la vida de Marcos.
El martes pasado la Justicia resolvió culpar a Ramiro Pelizza y a otros tres menores por su muerte. Federico Carranza y otros dos menores fueron absueltos. Sin llegar al extremo de la muerte, las peleas y el vandalismo de adolescentes y jóvenes que frecuentan la noche de Córdoba cada día son más frecuentes y exceden cualquier distinción de clase social. La violencia nocturna obliga a los adolescentes a andar siempre con la guardia en alto. Por diversión, por disputas barriales o de colegios, por una mujer entre los varones, por un chico entre las mujeres, por demostrar quién manda o quién es el más "macho", lo cierto es que nunca se sabe cuándo y de dónde puede venir la agresión. A la salida de un boliche de Villa Allende, un adolescente de 17 años tiene un ojo hinchado. "Estaba en la barra tomando un trago y me arrebataron de una trompada. ¿Dónde estaban? ¿Busqué al que me pegó pero no encontré a nadie?", le cuenta en voz alta y arrastrando las palabras, signos de la borrachera, a sus amigos. Sus amigos tratan de tranquilizarlo y le explican lo que sucedió: "Te mandaste un mocazo. Te llevaste el vaso de ellos en vez del nuestro y por eso te arrebataron. Estás muy borracho". A metros de allí una chica llora tras una discusión con un chico que la empuja. "Están borrachos y se desconocen. Se pelean por cualquier cosa. Incluso las chicas se pelean", cuenta Daniela (15), habitué de los boliches de este sector. Según su amiga Anahí (16), patotas como la que mató a Spedale frecuentan la zona. "Las peleas de pandillas son comunes entre los más chicos, de 13 a 16 años", explica. Sobre Donato Álvarez, a la entrada de Villa Allende, los boliches coinciden con la zona roja. Se mezclan "quioscos" donde se vende alcohol -en Villa Allende no hay límite horario para su venta-, discotecas, moteles y prostitutas.
Guerra tras guerra. Roberto hace 14 años que cuida autos sobre Rafael Núñez. Conoce con detalle la noche del Cerro de las Rosas. "Acá es guerra tras guerra", asegura mientras señala a cada uno de los personajes violentos que concurren a los bares del lugar. La Rafael Núñez al 4700 es el sector más peligroso del Cerro. A 100 metros de allí mataron a Spedale. Las banditas, compuestas también por menores, se juntan en bares y quioscos a tomar alcohol y, según Roberto, otras sustancias tóxicas. El viernes por la noche, cuando La Voz del Interior recorrió esta zona, el clima era tranquilo y había poca gente debido a la lluvia. No obstante, mientras algunos adolescentes dormían en la vereda, otros seguían bebiendo en los bares, para entrar en calor, antes de ingresar a los pubs o discotecas. La Policía estuvo ausente casi toda la noche. Desde las 3 hasta las 5.30 sólo pasaron dos camionetas del CAP. "No es casual. Esto es zona liberada para la venta de droga y de otras cosas", sostiene Roberto. "Son todas banditas de pendejos, entre 15 y 20 años, todos bien empilchados. Salen a pelear directamente. Se juntan en algún quiosco, toman cerveza con pastillas y se ponen como locos. Siempre buscan a alguien para darle, obviamente, todos contra uno", relata Juan, un joven que frecuenta los pubs de la zona.
En la noche cordobesa un cruce de miradas puede ser fatal. Marcos Spedale tenía 16 años cuando el 8 de enero de 2005 caminaba con unos amigos por la avenida Rafael Núñez y se cruzó con una patota de chicos de su edad. "¿Qué mirás?", fue el grito de guerra y luego una seguidilla de golpes terminó con la vida de Marcos.
El martes pasado la Justicia resolvió culpar a Ramiro Pelizza y a otros tres menores por su muerte. Federico Carranza y otros dos menores fueron absueltos. Sin llegar al extremo de la muerte, las peleas y el vandalismo de adolescentes y jóvenes que frecuentan la noche de Córdoba cada día son más frecuentes y exceden cualquier distinción de clase social. La violencia nocturna obliga a los adolescentes a andar siempre con la guardia en alto. Por diversión, por disputas barriales o de colegios, por una mujer entre los varones, por un chico entre las mujeres, por demostrar quién manda o quién es el más "macho", lo cierto es que nunca se sabe cuándo y de dónde puede venir la agresión. A la salida de un boliche de Villa Allende, un adolescente de 17 años tiene un ojo hinchado. "Estaba en la barra tomando un trago y me arrebataron de una trompada. ¿Dónde estaban? ¿Busqué al que me pegó pero no encontré a nadie?", le cuenta en voz alta y arrastrando las palabras, signos de la borrachera, a sus amigos. Sus amigos tratan de tranquilizarlo y le explican lo que sucedió: "Te mandaste un mocazo. Te llevaste el vaso de ellos en vez del nuestro y por eso te arrebataron. Estás muy borracho". A metros de allí una chica llora tras una discusión con un chico que la empuja. "Están borrachos y se desconocen. Se pelean por cualquier cosa. Incluso las chicas se pelean", cuenta Daniela (15), habitué de los boliches de este sector. Según su amiga Anahí (16), patotas como la que mató a Spedale frecuentan la zona. "Las peleas de pandillas son comunes entre los más chicos, de 13 a 16 años", explica. Sobre Donato Álvarez, a la entrada de Villa Allende, los boliches coinciden con la zona roja. Se mezclan "quioscos" donde se vende alcohol -en Villa Allende no hay límite horario para su venta-, discotecas, moteles y prostitutas.
Guerra tras guerra. Roberto hace 14 años que cuida autos sobre Rafael Núñez. Conoce con detalle la noche del Cerro de las Rosas. "Acá es guerra tras guerra", asegura mientras señala a cada uno de los personajes violentos que concurren a los bares del lugar. La Rafael Núñez al 4700 es el sector más peligroso del Cerro. A 100 metros de allí mataron a Spedale. Las banditas, compuestas también por menores, se juntan en bares y quioscos a tomar alcohol y, según Roberto, otras sustancias tóxicas. El viernes por la noche, cuando La Voz del Interior recorrió esta zona, el clima era tranquilo y había poca gente debido a la lluvia. No obstante, mientras algunos adolescentes dormían en la vereda, otros seguían bebiendo en los bares, para entrar en calor, antes de ingresar a los pubs o discotecas. La Policía estuvo ausente casi toda la noche. Desde las 3 hasta las 5.30 sólo pasaron dos camionetas del CAP. "No es casual. Esto es zona liberada para la venta de droga y de otras cosas", sostiene Roberto. "Son todas banditas de pendejos, entre 15 y 20 años, todos bien empilchados. Salen a pelear directamente. Se juntan en algún quiosco, toman cerveza con pastillas y se ponen como locos. Siempre buscan a alguien para darle, obviamente, todos contra uno", relata Juan, un joven que frecuenta los pubs de la zona.
martes, 21 de noviembre de 2006
Nos quedamos con tu mirada, tu sonrisa, tu voz….
Nos quedamos con tu mirada, tu sonrisa, tu voz….
Sólo recordar a Marcos llena de paz, el vacío que nos dejó su ausencia…cuando cada vez que cerramos lo ojos vivimos otra vez su sonrisa fresca, su voz con sus comentarios e interrogantes; le gustaba hablar, expresarse, observaba todo y estaba ávido de conocer la vida, de disfrutar….
Vivía intensamente la naturalaza, amaba al río, al agua. Siempre quería ir al Tala Huasi, en Icho Cruz, y saltar de la piedra, tirarse de cabeza. ¡Qué felicidad transmitía él con sus primos y sus hermanos en ese río! Dios me dio el placer de haber compartido su última tarde de río, de sol, de nadar contra la corriente, de treparse por las piedras hasta la cascada y quedarse esos momentos que parecían horas, estrechándome con su mano su mano para que la corriente no me lleve. Jugar con la pelota en la playa, y hacerle hacer piruetas a los más chicos.
Su corazón lleno de ternura, de grandes charlas y risas nocturnas con sus primos, en sus juegos del TEC, y MONOPOLY. La alegría que irradiaba paseando con sus primos y hermanos, ir a comer una pizza o ir al cine era una fiesta.
Su pasión por los autos, y su solidaridad:”Querés que te arregle la puerta tía? o “Te lavo los platos tía!”….El detalle y cuidado con que plantaba los árboles y los jazmines en el campo: “secretos que me enseñó mi papá”, decía.
Si se enojaba por alguna razón, ponía cara seria, y ponía de manifiesto su reflexión y su convicción en lo mas justo para todos.
Tantas anécdotas, de paseos compartidos, de vacaciones compartidas, de pickles y puré de berenjenas compartidos! Clases de inglés mezcladas con juegos de videogames!
Marcos, ¡cuánto nos has dejado!...A pesar de tanto dolor, de ese vacío, de esa impotencia por la manera cruel y aberrante en que te despojaron de tus sueños, tus proyectos, de tu licencia de conducir-que en marzo hubieras tenido-, de tus ganas de ir a México a visitar tus primos allá…..todo… todo eso desapareció….pero cuando al cerrar los ojos veo tu rostro, tu sonrisa, tus gestos , tu mirada, yo también sonrío junto con vos, y es así como ese vacío se llena con la luz de tu recuerdo. “la tía Angeles”
Por Angeles Piedra
Sólo recordar a Marcos llena de paz, el vacío que nos dejó su ausencia…cuando cada vez que cerramos lo ojos vivimos otra vez su sonrisa fresca, su voz con sus comentarios e interrogantes; le gustaba hablar, expresarse, observaba todo y estaba ávido de conocer la vida, de disfrutar….
Vivía intensamente la naturalaza, amaba al río, al agua. Siempre quería ir al Tala Huasi, en Icho Cruz, y saltar de la piedra, tirarse de cabeza. ¡Qué felicidad transmitía él con sus primos y sus hermanos en ese río! Dios me dio el placer de haber compartido su última tarde de río, de sol, de nadar contra la corriente, de treparse por las piedras hasta la cascada y quedarse esos momentos que parecían horas, estrechándome con su mano su mano para que la corriente no me lleve. Jugar con la pelota en la playa, y hacerle hacer piruetas a los más chicos.
Su corazón lleno de ternura, de grandes charlas y risas nocturnas con sus primos, en sus juegos del TEC, y MONOPOLY. La alegría que irradiaba paseando con sus primos y hermanos, ir a comer una pizza o ir al cine era una fiesta.
Su pasión por los autos, y su solidaridad:”Querés que te arregle la puerta tía? o “Te lavo los platos tía!”….El detalle y cuidado con que plantaba los árboles y los jazmines en el campo: “secretos que me enseñó mi papá”, decía.
Si se enojaba por alguna razón, ponía cara seria, y ponía de manifiesto su reflexión y su convicción en lo mas justo para todos.
Tantas anécdotas, de paseos compartidos, de vacaciones compartidas, de pickles y puré de berenjenas compartidos! Clases de inglés mezcladas con juegos de videogames!
Marcos, ¡cuánto nos has dejado!...A pesar de tanto dolor, de ese vacío, de esa impotencia por la manera cruel y aberrante en que te despojaron de tus sueños, tus proyectos, de tu licencia de conducir-que en marzo hubieras tenido-, de tus ganas de ir a México a visitar tus primos allá…..todo… todo eso desapareció….pero cuando al cerrar los ojos veo tu rostro, tu sonrisa, tus gestos , tu mirada, yo también sonrío junto con vos, y es así como ese vacío se llena con la luz de tu recuerdo. “la tía Angeles”
Por Angeles Piedra
sera justicia?
Será Justicia…..?!
Al haber asistido al juicio para reclamar por Justicia por el asesinato de mi sobrino Marcos, me he enfrentado por un lado a lo que es obvio, remover la herida y revivir el dolor, la impotencia de no haber podido evitar ese hecho aberrante, cruel, perverso de lo que fue matar a un joven de 16 años a las patadas, por un grupo de pares a quienes intempestivamente se les ocurrió arrancarle la vida a otro joven, en unos minutos, con una furia absurda…. “porque sí”. Pero a este dolor - imposible de ponerle palabras-, ya enclavado en el corazón de todos los que conocimos y amamos a Marcos, a ese vacío que nos deja su ausencia, se le suma la otra cara del dolor. Se le suma la angustia que provoca la toma de conciencia al observar como se maneja el proceso para “llegar a la Justicia”.
Se sabe que hay siete imputados de los cuales cinco eran menores a momento de cometer su bestial delito. Ahora ellos superan los 18 años. Los otros dos acusados ya eran mayores de edad en aquel momento. Es increíble ver como se protegen sus derechos, como se les garantizan sus derechos, como se cuida la invulnerabilidad de sus
garantías sociales. Se ve claramente como el sistema los defiende. Pueden tener dos abogados defensores; jueces/ letrados promiscuos, para el caso de los menores. Sus rostros y nombres no deben trascender. Pueden decir que son inocentes, que no hicieron nada; o decir que no se acuerdan, ya que tienen el beneficio de la duda. Pueden declarar o no, ya que no están obligados a hacerlo. Ahora bien, estos jóvenes están en ese juicio porque hubo un fiscal- representante de nuestra sociedad- que encontró pruebas suficientes para llevarlos a esa instancia.
Cabe preguntarse entonces, ¿Y la víctima? ¿Cuáles son los derechos de la víctima?, en este caso en particular la víctima está muerta, porque fue asesinada. La víctima debe demostrar, debe probar que fue víctima. Claro que dada las circunstancias de este caso, son sus padres a través de su abogado, quienes tratan de hacer respetar los derechos que su hijo tenía y que fueron absolutamente violados, hasta el extremo máximo de arrancarle la vida. Son ellos los que reclaman llegar a la Justicia.
Y es así, como se aprecia desde el comienzo de las audiencias, la manipulación de la verdad para beneficio de algunos. De donde se concluye que el sistema avala el manejo, la manipulación de la verdad de acuerdo a los intereses particulares. Dejando librada la interpretación de la realidad de los acontecimientos de acuerdo al matiz que cada defensor pretende darle a la verdad. Ya unos de los defensores, en su alegato, habló de tres verdades: la real, o sea lo que en realidad sucedió; la jurídica, la que resulta de la interpretación de los encargados de hacer Justicia; y la de los medios, tendenciosa, que busca alianzas, formar opinión, etc. En consecuencia, la verdad pasa a ser manoseada en lo que se denomina “debate”, en donde por momentos parece asemejarse a una batalla, en donde lo que importa es ganarle a la condena, quedando la VERDAD, o sea la REALIDAD, en un plano inferior, donde lo que sobresale es la astucia, el juego de las palabras, para desdibujar esa verdad, cuando TODOS los involucrados SABEN lo que pasó.
Queda en manos de los señores jueces desenmascarar la verdad. Y hacer Justicia.
Otro aspecto que el sistema deja traslucir es la ausencia del respeto por la condición humana de la víctima, ya no existe el sujeto, ser humano bio-psico-social, con trascendencia espiritual y moral; lo que existe es un caso: un muerto. Y los defensores, utilizan la condición de sujetos de sus imputados sólo como estrategia para ganarle a las posibles condenas. Ni aún así se dejan ver como seres humanos shockeados, abrumados, asustados, espantados, arrepentidos, por lo que pudieron haber hecho, o “presenciado”… (Sería bueno señalar aquí, que en EEUU, los imputados se consideran NO-CULPABLES hasta que se demuestre lo contrario; en nuestro país, los imputados son INOCENTES hasta que se demuestre lo contrario).
Creo que surge claramente, por todo lo expuesto, lo perverso de un sistema que permite la manipulación de la verdad como defensa- o “estrategia”, desde otro punto de vista- la victimización de la víctima, y la protección a los victimarios.
¿A donde pretendo llegar con esta reflexión? Pretendo llegar a un significado de Justicia que defienda la verdad como única herramienta para llegar a la comprensión de la realidad de los hechos que cometen los seres humanos. Que la Justicia vaya más allá de aplicar “años de prisión”. ¿De qué sirven los años de prisión si no se habilitan los medios para asumir la realidad, para que los imputados/acusados, no hagan un insight- una mirada interior de sus actos- para tomar conciencia del mal o los males que han ocasionados? ¿De que sirven los años de prisión si no se logra la transformación de esas conductas en perdón, en arrepentimiento, en reparación de los daños cometidos? Aún cuando jamás se lograría compensar, haberle arrancado la vida a alguien.
¿De que sirve la Justicia si sólo significa la legalización de un castigo?Es necesario que la Justicia nos permita crecer, como ciudadanos, ser mejores, que establezca los límites entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo moral y lo inmoral, que defienda la ética, hasta sus últimas consecuencias. Sí, el castigo es necesario, es una forma de responder ante el mal hecho a la sociedad. Pero sobre todo debe mostrarnos como debe ser el comportamiento social aún en los procesos; el límite debe ponerse aún en los procesos para llegar a la verdad. Sus sentencias deben ser ejemplificadoras, para lograr el tan ansiado bien social. Si no es así, ¿Cómo vamos a seguir adelante en la construcción de una sociedad mejor? ¿Cómo vamos a evitar que maten a más Marcos?!
Por Angeles Piedra Gomez
Al haber asistido al juicio para reclamar por Justicia por el asesinato de mi sobrino Marcos, me he enfrentado por un lado a lo que es obvio, remover la herida y revivir el dolor, la impotencia de no haber podido evitar ese hecho aberrante, cruel, perverso de lo que fue matar a un joven de 16 años a las patadas, por un grupo de pares a quienes intempestivamente se les ocurrió arrancarle la vida a otro joven, en unos minutos, con una furia absurda…. “porque sí”. Pero a este dolor - imposible de ponerle palabras-, ya enclavado en el corazón de todos los que conocimos y amamos a Marcos, a ese vacío que nos deja su ausencia, se le suma la otra cara del dolor. Se le suma la angustia que provoca la toma de conciencia al observar como se maneja el proceso para “llegar a la Justicia”.
Se sabe que hay siete imputados de los cuales cinco eran menores a momento de cometer su bestial delito. Ahora ellos superan los 18 años. Los otros dos acusados ya eran mayores de edad en aquel momento. Es increíble ver como se protegen sus derechos, como se les garantizan sus derechos, como se cuida la invulnerabilidad de sus
garantías sociales. Se ve claramente como el sistema los defiende. Pueden tener dos abogados defensores; jueces/ letrados promiscuos, para el caso de los menores. Sus rostros y nombres no deben trascender. Pueden decir que son inocentes, que no hicieron nada; o decir que no se acuerdan, ya que tienen el beneficio de la duda. Pueden declarar o no, ya que no están obligados a hacerlo. Ahora bien, estos jóvenes están en ese juicio porque hubo un fiscal- representante de nuestra sociedad- que encontró pruebas suficientes para llevarlos a esa instancia.
Cabe preguntarse entonces, ¿Y la víctima? ¿Cuáles son los derechos de la víctima?, en este caso en particular la víctima está muerta, porque fue asesinada. La víctima debe demostrar, debe probar que fue víctima. Claro que dada las circunstancias de este caso, son sus padres a través de su abogado, quienes tratan de hacer respetar los derechos que su hijo tenía y que fueron absolutamente violados, hasta el extremo máximo de arrancarle la vida. Son ellos los que reclaman llegar a la Justicia.
Y es así, como se aprecia desde el comienzo de las audiencias, la manipulación de la verdad para beneficio de algunos. De donde se concluye que el sistema avala el manejo, la manipulación de la verdad de acuerdo a los intereses particulares. Dejando librada la interpretación de la realidad de los acontecimientos de acuerdo al matiz que cada defensor pretende darle a la verdad. Ya unos de los defensores, en su alegato, habló de tres verdades: la real, o sea lo que en realidad sucedió; la jurídica, la que resulta de la interpretación de los encargados de hacer Justicia; y la de los medios, tendenciosa, que busca alianzas, formar opinión, etc. En consecuencia, la verdad pasa a ser manoseada en lo que se denomina “debate”, en donde por momentos parece asemejarse a una batalla, en donde lo que importa es ganarle a la condena, quedando la VERDAD, o sea la REALIDAD, en un plano inferior, donde lo que sobresale es la astucia, el juego de las palabras, para desdibujar esa verdad, cuando TODOS los involucrados SABEN lo que pasó.
Queda en manos de los señores jueces desenmascarar la verdad. Y hacer Justicia.
Otro aspecto que el sistema deja traslucir es la ausencia del respeto por la condición humana de la víctima, ya no existe el sujeto, ser humano bio-psico-social, con trascendencia espiritual y moral; lo que existe es un caso: un muerto. Y los defensores, utilizan la condición de sujetos de sus imputados sólo como estrategia para ganarle a las posibles condenas. Ni aún así se dejan ver como seres humanos shockeados, abrumados, asustados, espantados, arrepentidos, por lo que pudieron haber hecho, o “presenciado”… (Sería bueno señalar aquí, que en EEUU, los imputados se consideran NO-CULPABLES hasta que se demuestre lo contrario; en nuestro país, los imputados son INOCENTES hasta que se demuestre lo contrario).
Creo que surge claramente, por todo lo expuesto, lo perverso de un sistema que permite la manipulación de la verdad como defensa- o “estrategia”, desde otro punto de vista- la victimización de la víctima, y la protección a los victimarios.
¿A donde pretendo llegar con esta reflexión? Pretendo llegar a un significado de Justicia que defienda la verdad como única herramienta para llegar a la comprensión de la realidad de los hechos que cometen los seres humanos. Que la Justicia vaya más allá de aplicar “años de prisión”. ¿De qué sirven los años de prisión si no se habilitan los medios para asumir la realidad, para que los imputados/acusados, no hagan un insight- una mirada interior de sus actos- para tomar conciencia del mal o los males que han ocasionados? ¿De que sirven los años de prisión si no se logra la transformación de esas conductas en perdón, en arrepentimiento, en reparación de los daños cometidos? Aún cuando jamás se lograría compensar, haberle arrancado la vida a alguien.
¿De que sirve la Justicia si sólo significa la legalización de un castigo?Es necesario que la Justicia nos permita crecer, como ciudadanos, ser mejores, que establezca los límites entre lo correcto y lo incorrecto, entre lo moral y lo inmoral, que defienda la ética, hasta sus últimas consecuencias. Sí, el castigo es necesario, es una forma de responder ante el mal hecho a la sociedad. Pero sobre todo debe mostrarnos como debe ser el comportamiento social aún en los procesos; el límite debe ponerse aún en los procesos para llegar a la verdad. Sus sentencias deben ser ejemplificadoras, para lograr el tan ansiado bien social. Si no es así, ¿Cómo vamos a seguir adelante en la construcción de una sociedad mejor? ¿Cómo vamos a evitar que maten a más Marcos?!
Por Angeles Piedra Gomez
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